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UVM en el mundo: Bárbara Córdova Retamal y Diego Mardones Escobar

UVM en el mundo: Bárbara Córdova Retamal y Diego Mardones Escobar

Dos jóvenes de Derecho y un viaje en que adoptaron una manera diferente de ver la realidad. Ambos nos cuentan su experiencia.

Viña del Mar 3 de octubre de 2019

Las personas no hacen viajes, ellos nos hacen a nosotros, pues al volver de España, nos dimos cuenta de ello, un mes en Europa nos hizo descubrir grandes cosas.

En mayo del presente año, decidimos embarcarnos en esta nueva experiencia de vida, para crecer como personas y como futuros profesionales, realizando una especialidad en maltrato y abuso sexual infantil en la Universitat de Lleida, en Cataluña, donde nos acogieron de una manera inigualable. Los profesores nos enseñaron a ver a las personas y a la vida desde una perspectiva más humana, donde primaron los valores de la empatía y la resiliencia. Además nuestros compañeros fueron muy amables, integrándonos como si fuésemos unos catalanes más, compartiendo su cultura, sus fuerzas para seguir adelante a pesar de las adversidades y a defender lo que queremos, recalcando a nosotros que, aunque caigamos una y otra vez, nos debemos volver a levantar.

Hemos aprendido que la realidad es que todos somos responsables del bienestar de la infancia y adolescencia, pues el maltrato a niños y adolescentes es un problema social que no puede ni debe ser eludido por nadie, ya que estos son sujetos de derecho especialmente vulnerables por estar en constante desarrollo y depender del cuidado y atención de un adulto.

Es en estas etapas cuando se produce el desarrollo físico, psicológico y social de las personas, en este sentido, la violencia ejercida contra los niños y los adolescentes produce un impacto inmediato, pero también un impacto a largo plazo, el cual puede llegar a afectar el desarrollo del futuro adulto y su adaptación social.

Un niño y un adolescente son maltratados cuando son objeto de violencia, física y/o psicológica, de acción y/o de omisión por parte de las personas y/o instituciones de las que depende para su correcto desarrollo.

Es por ello que estamos convencidos de que la mejor manera de ayudar a un niño es ayudar a sus padres, y también, que la mejor forma de apoyar a las familias es asegurar la calidad de la red de apoyo social de la que formamos parte.

Como futuros profesionales, no hemos de olvidar nuestro papel como defensores de los menores y el hecho de que el no ejercerlo constituye una forma de maltrato por negligencia. Sólo de esta manera podremos convertirnos en agentes de cambio ante el maltrato y abuso sexual infantil.

Por lo anterior, instamos a nuestros compañeros y compañeras a atreverse a llevar a cabo nuevas experiencias de vida, porque aunque pueda sonar difícil o como “un lujo” de pocos, no es imposible, sino una gran ganancia y decirles que cuando uno quiere, puede.

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