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Las personas nacemos en momentos cronológicos y circunstanciales distintos; momentos favorables y desfavorables, en episodios de conflictos bélicos, crisis económicas, desastres naturales y en instantes de bonanza social, económica y familiar; emergemos a un mundo dinámico.
La pandemia COVID-19 a llegado a nuestro mundo de manera sorpresiva y preocupante, dejándonos en una incertidumbre. Gestar una vida en un escenario de este tipo nos establece diversas interrogantes sobre cómo cuidar al recién nacido y la vida de la madre ante esta contingencia.
¿De qué manera modifico el plan inicial?, ¿dónde parir?, ¿qué riesgos significa para mi hija/o uterino el posible contagio?, ¿cómo hacerlo?, ¿es la casa una opción factible? Si opto por el centro hospitalario: ¿qué medidas de prevención del contagio deberé considerar?, ¿hasta dónde el distanciamiento físico es necesario?, ¿podrá mi pareja acompañarme?, ¿en qué momento podré compartir con mis otros hijos?, ¿lo podré amamantar?, entre otras muchas preguntas.
“El modelo de matronería actual en centros hospitalarios públicos y clínicas privadas consideran la salud física, emocional de la mujer y su recién nacido, poniendo la salud mental en relieve, respetando en la medida de lo posible, los derechos sexuales y reproductivos. Durante la pandemia ha sido necesario extremar las medidas, aunque no se ha confirmado la trasmisión vertical del virus (de la mujer a su feto in útero), las autoridades sanitarias chilenas para atender la emergencia han enfatizado en las medidas de higiene y precauciones durante el parto y después del nacimiento”, comentó Mariana Arancibia, matrona y jefa de la carrera de Obstetricia de la Universidad Viña del Mar (UVM).
La gestación y el parto es parte de nuestra plataforma de lanzamiento a la vida y a la vida con competencias biológicas suficientes para responder al medio ambiente y a los agentes que podrían potencialmente dañarnos. Cabe entonces preguntarnos: ¿cómo nos fortalecemos para ser “competentes inmunológicamente” al momento de emerger a la vida?, ¿cómo construir nuestro sistema inmune?, ¿cómo y de qué manera nos hacemos más responsivos ante agentes virales o microorganismos que favorezcan la vida y la buena vida?
“Existen múltiples estudios científicos donde se ha demostrado que hijos/as nacidos/as por vía vaginal y alimentados exclusivamente con lactancia materna desarrollan un microbiota intestinal beneficiosa. ¿Cómo entender esto en términos prácticos? Al nacer, el recién nacido se expone por primera vez a una gama amplia de microorganismos, incluidos los de la mujer que es su madre y que lo está pariendo” afirma Arancibia.
Junto a esto la académica de la Universidad Viña del Mar aporta que “además, estudios han analizado la flora bacteriana de las mujeres y sus hijos cuando son paridos por vía vaginal y por cesárea. Ante esto, se ha podido determinar que los niños expuestos a la vagina de la mujer adquieren comunidades bacterianas similares a la microbiota de su madre con predominio de Lactobacillus, Prevotella o Sneathia. Este microbioma, que se adquiere en el canal del parto, baña al recién nacido de una especie de yogurt, que es un inóculo natural de lactobacilos que entrenan al sistema inmune del niño/a. En cambio. los nacido por vía cesárea adquieren microbiota similar a la de la piel, proveniente de otras personas, matonas, médicos y escasamente de su madre” enfatizó la especialista.
La exposición entonces a la microbiota o microbioma es un despertar al mundo y con esto una habilitación de su sistema inmune, hecho que es adaptativo y “que se ve profundamente alterado al parir por vía cesárea de forma electiva, es decir, por conveniencia, sin que medien reales causales médicas para hacerlas” declaró la jefa la carrera de Obstetricia UVM.
¿Qué recomendaciones para favorecer el sistema inmune del recién nacido y del futuro niño/a? Mariana Arancibia sugiere que se realice un parto vía vaginal, amamantar en forma exclusiva los primeros meses de vida, proveer de microbioma o microbiota a recién nacidos vía cesárea incubando gasas esterilizadas en la vagina de la mujer que va a parir por cesaria y al momento del nacimiento, pasar la gasa por la boca, cara y cuerpo del recién nacido y considerar una dieta amigable de la microbiota.