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Muchos investigadores y profesionales equiparan con frecuencia los términos de líder y gerente. Sin embargo, estos dos conceptos no necesariamente deben ser considerados como sinónimos. Los gerentes reciben la titularidad o investidura sobre sus puestos, y en este caso la capacidad de influir en el personal a su cargo está relacionada con la autoridad formal que su cargo le represente.
En contraposición, el líder puede haber surgido dentro de un grupo de trabajo de forma natural, en virtud de ciertas cualidades que están por encima de una autoridad formal. Ahora bien, ¿los gerentes necesariamente deben ser considerados líderes? o ¿ser líder conduce a su vez a ser gerente?
Conviene destacar que, hasta ahora no se ha demostrado que la habilidad de liderazgo represente un factor adverso o desventajoso para un gerente, por el contrario, de forma ideal todos los gerentes deberían ser líderes.
En el mismo orden de ideas, no necesariamente un líder tiene las habilidades propias de un gerente eficaz. Esto explicaría el porqué ser líder no conlleva a ser gerente ni tampoco el que todos los gerentes sean líderes. Por ello, el que un trabajador tenga la capacidad de influir en otros integrantes de su equipo de trabajo no quiere decir que tenga capacidades para planificar, organizar, dirigir y controlar como los gerentes.
En este contexto, datos básicos provistos por la revista Capital describen que el 60% de la demanda de Ejecutivos en Chile está dirigida a Ingenieros Comerciales o Civiles y cerca del 65% de los ejecutivos medios posee diplomados en escuelas de negocios; hecho que demuestra una creciente necesidad en que los ejecutivos o quienes estén interesados en ocupar una posición directiva cuenten con la preparación en torno a habilidades para ejercer un liderazgo efectivo y con ello hacemos referencia a las habilidades denominadas “blandas”.
Poseer este tipo de conocimientos y capacidades les permite hacer frente al hecho de que sus colaboradores provienen de hogares diferentes, educaciones diferentes, generaciones diferentes y por ende historias de vida diferentes.
Asimismo, desarrollar e involucrar a sus empleados, comunicar en todo momento, ponerse al servicio de un equipo de trabajo son algunos de los factores que diferencian un jefe de un buen líder, pero que no todos cumplen.
¿Recuerda el muy conocido skecth de “La Oficina” del inolvidable Jappening Con Ja? En esta parodia, el actor Eduardo Ravani representaba al Señor Zañartu, un jefe enojón que maltrata a sus empleados y que además seduce a su secretaria Valkiria, mientras paralelamente es halagado por Evaristo Espina (representado por el actor Jorge Pedreros), un personaje caracterizado por ser muy adulador.
“Si ese jefe estuviera vivo, pasaría en los tribunales”, afirma Ravani rememorando las andanzas del Señor Zañartu. Una excelente muestra de lo que no se debe hacer al momento de dirigir personas. La Oficina fue una oda a los estereotipos del jefe chileno. Una sátira en plena década del 80´ que, felizmente hoy, está en retirada.
Bajo este panorama, y basados en la evidente y creciente necesidad que tienen las organizaciones de la región y del país en contar con profesionales que marquen la diferencia en torno a la gestión directiva y mejorar la convivencia de sus equipos, liderando personas y dirigiendo procesos desde cualquier puesto de dirección; se plantea este Diplomado de Habilidades Directivas de la Universidad Viña del Mar.
Este programa prepara a los profesionales que decidan incorporarse al mismo, en herramientas claves de autoconocimiento, comunicación efectiva, liderazgo, trabajo en equipo, manejo de los cambios y negociación, utilizando algunas de las mejores prácticas probadas en todo el mundo, lo que le permite aportar valor agregado para cualquier organización.
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