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Edadismo o discriminación por edad: el rol de los profesionales sanitarios

Edadismo o discriminación por edad: el rol de los profesionales sanitarios

Columna de opinión de Académico UVM Hugo Cruz Cisternas

Viña del Mar 1 de diciembre de 2017

La Asamblea General de las  Naciones  Unidas, en  resolución del 14 de diciembre de 1990, proclamó el 1 de octubre como el “Día Internacional de las Personas de Edad”.  Posteriormente,  en Ginebra, en septiembre  de  2016, la Organización Mundial de la Salud constató  la  existencia de actitudes negativas y discriminatorias hacia las personas mayores. Estas  conductas –constata la OMS- están muy extendidas y son perjudiciales para la salud física y mental de los adultos  mayores: pueden incluso llegar a pensar que su vida tiene menos valor,  aumentando con  ello la depresión y el aislamiento social de este  grupo.

De esta forma, hoy en día, podemos ya hablar  derechamente de una nueva  forma  de exclusión,  marginación  y  maltrato  hacia  el  adulto  mayor. Se trata del EDADISMO; un fenómeno comparable con otras formas de discriminación como el sexismo, la xenofobia o el racismo.

Resulta necesario  desde el punto  de vista sanitario tomar medidas para  contrarrestar esta  situación  indeseable. Los  adultos  mayores  son  sujetos  de   derecho como  cualquier otro  grupo  de  la  sociedad y  como  tales son  merecedores  de   respeto. Tanto  es  así, que   frente  a  discriminaciones por  causa  de   edad  podrían  eventualmente presentar  reclamos;  recursos y  solicitar  se  apliquen  sanciones y  medidas  disciplinarias contra los  funcionarios públicos  implicados por  ejemplo.

Algunas  conductas típicas de edadismo incluyen el  uso  de palabras  tales como “tatita” o  el  uso  de  etiquetas que subestiman al  dirigirse al  adulto  mayor. También  es considerada  una  conducta de  edadismo el  maltrato   físico  o  psíquico, la  humillación  o  relegación  por edad, la  exclusión o el ignorar a  este  grupo  etáreo por ejemplo  de parte  de  la  distintas  instituciones que  existen  en  una sociedad moderna, por  ejemplo, un  servicio  público, una institución  bancaria  u  otra cualquiera  que  no  permita  el  libre ejercicio  de  derechos fundamentales al  adulto mayor.

Desde el punto  de  vista sanitario, los profesionales en  salud  deben  en  primer lugar  tener incorporada la terminología asociada y las  distintas  conductas que el  edadismo  puede  adoptar. Esto, debido  a  que  los servicios públicos  y  sus  funcionarios son en  cierta  forma garantes del  cumplimiento de la  normativa vigente  que garantiza  el  acceso  a las  distintas  prestaciones  de  salud implementadas, por ejemplo a  través del  AUGE o GES.

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