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En los últimos años Chile es testigo de las transformaciones en temas de inmigración, algo poco común si consideramos que nuestra Cordillera de Los Andes y el Océano Pacífico, por naturaleza, son los grandes muros de nuestra lejanía con el mundo exterior.
Sin embargo, internet, las redes sociales y todos los sistemas digitales mediadores de información, hacen que el mundo llegue a nosotros incluyendo la inmigración visualizadas en las distintas páginas de Internet.
La Región de Valparaíso cuenta con 90 mil inmigrantes con papeles al día representando casi el cuatro por ciento de la población total regional. Los países de procedencia son Colombia, Argentina, Perú, España, Bolivia, República Dominicana, Venezuela, entre otros.
En las ciudades de mayor población como Valparaíso, Viña del Mar, San Felipe, San Antonio o por el norte La Ligua, ver personas de Haití y otras naciones era poco común en la población interna. Esto nos lleva a reflexionar que tenemos que ser capaces de entender que se trata de un fenómeno a nivel mundial debido a razones de inestabilidad, inseguridad u otros factores vividos por los países vecinos.
Acoger al inmigrante con diálogo, conversación y conocimiento es inclusión y permite observarnos a nosotros mismos qué tan preparados estamos a nivel cultural y social para recibirlos. En esa línea las redes sociales son actores protagónicos en la distribución de contenidos para tratar las diversas temáticas que genera la inmigración donde su público visualiza estereotipos, imágenes y otras características discursivas.
Para nadie es duda que el ofrecimiento de Internet conectada a las redes, estas son verdaderas plazas públicas donde se habla de todo apelando a la libre expresión.
Miguel Chamorro M
Sin embargo, ¿estamos preparados para comprender todo lo que se dice de la inmigración en las redes de internet? Muchas veces nos invaden con información cuya melodía motiva a los usuarios abrir el debate sobre la construcción de estereotipos sesgado sin fundamento.
Las diversas plataformas online como Facebook, Instagram, YouTube y otras, más que replicar discursos e imágenes de malos tratos en el metro, autobús u otros escenarios en contra de los inmigrantes, las redes deben cumplir un rol integrador en el que la sociedad y los usuarios destaquen las bondades culturales de los visitantes que están dispuestos a integrar sus actividades con la comunidad.
Ejemplos hay donde WhatsApp por medio de los usuarios en conocimiento de actividades de los inmigrantes ponen a disposición información de actividades como coros de integración internacional, ventas de productos artesanales o muestras de gastronomía.
Los inmigrantes son comunidades que merecen todo nuestro respeto en la vida offline como online. Que el poder que otorga la comunicación en las redes sociales cumpla un papel de comunicación viable y no convertir a la inmigración como una marca más de fenómeno delirante.